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Corea del Sur y la información para cambiar el mundo: “Open Data”.

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Por Borja González Millán, de https://serinternacional.wordpress.com/

Es bien conocido el compromiso con la tecnología que tiene Corea del Sur. El gobierno coreano hace grandes esfuerzos por estar a la cabeza en innovación, y con éxito, puesto que según el índice de innovación de Bloomberg, está en el primer lugar mundial con una nota de 90.4 sobre 100. 

Se podría decir que, en Corea, existe una fuerza que sobrepasa cualquier barrera ideológica de los partidos, y es su compromiso por estar a la vanguardia con el avance tecnológico. Para ello, han surgido varias iniciativas, siendo una de las más innovadoras la política “Open Data”. El gobierno coreano ha entendido a la perfección cómo de importante es la información, y sabe que cuanto más accesible sea, mejor. Sin embargo, no es solo el gobierno el que trata de impulsar estas medidas, sino que hay una conciencia social sobre el uso de la información de los ciudadanos. Este tema lleva unos años siendo prioritario en las agendas de los partidos, hasta el punto de que se debate de forma intensa cuando hay elecciones en el país.

Imagen 1. Cantidad de datos aportados por el sector público desde 2013 hasta 2021. Fuente: Statista.
Imagen 1. Cantidad de datos aportados por el sector público desde 2013 hasta 2021. Fuente: Statista.

La política del “Gobierno Abierto” u “Open Data” consiste en poner a la disposición de los ciudadanos cualquier tipo de información que pueda serle útil, sobre todo a la hora de poder emprender, o evolucionar su negocio. Por ejemplo, en la página de open data de Seúl, se proporciona información, datos numéricos y análisis de la población en muchos ámbitos distintos; como en salud, economía, medio ambiente, tráfico… Por otro lado, la página nacional, nos ofrece lo mismo, pero con elaborados análisis que hablan de los flujos de población del país y distintos movimientos entre localidades.

Cuando se empezó a llevar a cabo esta iniciativa, tan solo había datos que podía dar el sector público, esto se debe a los problemas de naturaleza legal que podría acarrear hacerlo con datos del sector privado. Esto supuso una gran inversión, ya que no solo estaríamos hablando de realizar una página web, sino también de contratar analistas que sepan interpretar los datos que se les ofrecen, haciéndolos útiles para el empresario que los necesite. Al fin y al cabo, es una inversión del sector público para beneficiar al sector privado, cosa que en un país como España, donde estos dos sectores son prácticamente rivales, difícilmente la veríamos llevar a cabo.

Pero el grueso de la información se encuentra en el conjunto de individuos y empresas: el sector privado. Para Corea no es tarea fácil combinar ambos sectores, principalmente por su complejidad institucional, ya que los tres principales organismos que llevan a cabo este proyecto -el Ministerio del Interior y Seguridad, el Ministerio de Ciencia y Statistics Korea-, compiten entre sí, velando por la seguridad de la población, y sin quererse meter en problemas legales con el sector más importante del país. Sin embargo, desde 2021, el gobierno coreano ha hecho grandes esfuerzos por combinar su información con la de algunas empresas a través del proyecto MyData. Las empresas que formen parte de este proyecto, además de ceder los datos de sus clientes, tendrían la posibilidad de acceder a los datos personales de los clientes de otras empresas de distintos sectores, incluido el sector público. En todo este proceso, se mantendría el total anonimato de los clientes, y se obtendría información de distinta índole; como la cantidad de pagos que se hacen con tarjeta de crédito, o las inversiones en el mercado financiero. Con esta iniciativa, se consigue involucrar al sector privado -sobre todo el financiero- de una forma algo indirecta, pero efectiva. En definitiva, existen esfuerzos significativos, en los que se llegan a hacer malabares con la legalidad, para alcanzar la excelencia tecnológica. 

Existe una gran diferencia entre Occidente y muchos países de Asia sobre el concepto de democracia, y el uso de la información de los ciudadanos, nos hace darnos cuenta de esa brecha. En Occidente, la privacidad es un valor fundamental, sabemos que otro la puede usar en su beneficio, y creemos que el Estado podría utilizar nuestros datos para manipularnos a su antojo. En Europa, todo esto nos recordaría a una dictadura o autocracia, donde el Estado tiene el control total de la información, tanto pública como privada. En muchos países asiáticos se sabe que el uso libre de esta información es un gran paso para la comunidad; si es necesario sacrificar económicamente a individuos para que la comunidad prospere, así se hará. Como podemos ver, los datos pueden marcar el rumbo político e institucional de un país, en pos de su desarrollo económico.

En el caso de Corea, como en otros muchos países, se han aprovechado de algunos factores para poder sacar adelante este tipo de políticas, como, por ejemplo, el creciente miedo de la población a que empresas privadas utilicen sus datos, la capacidad que tienen algunas redes sociales como “TikTok” para recopilar información, o el rápido crecimiento de aplicaciones de almacenar datos en la nube. Los gobiernos de este país saben entender una de las características más especiales de la globalización: las fronteras entre los Estados cada vez son más difusas y, en ocasiones, inexistentes. El mundo digital no tiene fronteras, sabemos que lo que hacemos tiene un impacto global, es por eso por lo que el gobierno coreano busca unas instituciones digitales nacionales de carácter global.

La demanda de servicios digitales cada vez es más grande, y lo mencionado anteriormente es una pequeña parte de lo que planea hacer Corea del Sur. Entre otras medidas están la colaboración con organizaciones internacionales como la Organización Mundial del Comercio, o la localización de los datos, para ser más preciso con la demanda digital.

El debate que se presenta es sumamente complejo, y difícil de abordar en sociedades como las europeas; ya envejecidas, y que apenas van a entender este tipo de situaciones nuevas y alejadas de ellos. Por este motivo, y por el aprecio occidental por la privacidad individual, las expectativas de desarrollo de este tipo de políticas son, por el momento, bajas y lejanas. Mientras esta discusión está a la orden del día en los países mencionados, aquí, más bien, se debate en ámbitos académicos, y especialmente entre gente joven, que es la minoría de la población.

 

Bibliografía

 

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